Hola a tod@s!
¿Qué tal ha empezado agosto? Nosotros estamos por fin de vacaciones. Esperamos descansar mucho y cargar pilas para el curso que viene, que vendrá cargado de novedades!
Como seguramente sabéis, estamos en la semana mundial de la lactancia materna, así que me gustaría contaros mi experiencia hasta ahora.
El asunto teta/biberón siempre genera mucho conflicto en redes y entre madres, parece que una es mejor o peor madre por elegir una u otra opción.
No voy a entrar en ese debate porque opino que cada una hacemos lo que creemos mejor para nuestro hijo y para nosotras mismas. Sin embargo, si me da rabia ver que en este mundo en el que vivimos, con tanta información, aún hay ciertos mitos de la lactancia que no están superados.
Y la industria farmacéutica tiene mucho que ver en eso. Espero que no me neguéis que los laboratorios tienen un interés, lógico por su parte, en que se consuma su producto. No sé si es por eso por lo que está tan generalizada la expresión «a mí me dieron biberón y mira que sano estoy».
Desde luego dar biberón no es algo malo, las leches están muy evolucionadas y les añaden de todo, pero si la naturaleza ha previsto un alimento mágico y poderoso, gratis, ¿por qué no intentar ofrecérselo a nuestro hijo?
Si queréis saber más sobre los posibles conflictos de interés de los laboratorios os dejo este post de la gran Pilar Martínez
Pero centrándome en lo que quería contaros, cuando estaba embarazada pensaba en dar o no el pecho y me decía a mí misma que le daría a MiniL un par de meses el pecho y luego el biberón. En mi ignorancia no sabía las recomendaciones de la OMS de dar el pecho en exclusiva hasta los seis meses, o que puedes reincorporarte al trabajo y mantener la lactancia si quieres.
Así, nació MiniL y al ratito de estar juntas se agarro al pecho, no lo hacía del todo mal, alguna grieta me hizo y gracias a las profesionales del centro donde nació, en los días que estuvimos ingresadas mejoró el agarre y la postura mía. Recuerdo ahora la segunda noche en el hospital, que MiniL no paraba de llorar, y yo no sabía cómo ponerla o ponerme. Estaba cansada pero no quería darle un biberón, quería intentarlo más. Una de las matronas me enseñó a darle el pecho las dos tumbadas y ohhh, gloria desde entonces.
Llegamos a casa y también llegó la subida de la leche, con ese calor y esa fiebre y esos pechos a punto de estallar. Entonces a MiniL le empezó a costar engancharse y recurrí a las pezoneras. Me salvaron unos días pero me parecían un rollo, límpialas, que se caen….empecé a buscar ayuda.
En mi centro de salud no me ayudaron demasiado, pero una vecina me recomendó una asesora de lactancia (que cosa más rara pensé cuando me lo dijo) y allí que me fui con MiniL y su padre.
Las 3 horas que estuvimos en su consulta obtuvimos muchísima información, pero sobre todo me dio la confianza necesaria para saber que si seguía intentándolo (MiniL tenía ya casi un mes), iba a tener éxito. Y salimos de la consulta sin pezoneras y con ilusión.
Los primeros días, semanas y dos primeros meses son muy duros, pero se superan. Cuando estaba allí pensaba que no, pero el tiempo pasa! Y muy rápido. Eso sí, la lactancia tiene que ser a demanda del bebe, así que te pasas unos meses con la teta fuera! Vivan las camisetas de lactancia de h&m y los discos de lactancia. Y de ahí en adelante, tus ganas!
Cuando me quise dar cuenta teníamos que empezar la alimentación complementaria y me tocaba volver al trabajo. Cuando volví MiniL tenía 7 meses y medio así que pude quitarle una toma y sustituirla por la comida. El resto del tiempo seguíamos con el pecho. Y así hasta el año, y hasta ahora que poco a poco hemos ido adaptando su comida a la de un adulto. Aunque hoy día sigue tomando su tetita antes de dormir y al levantarse.
Pero no todo es tan maravilloso. La lactancia tiene innumerables beneficios para bebe y mama, al primero a nivel inmunológico y a la mama como prevención de enfermedades, ayuda a recuperar el peso después del parto (pensar que se queman 500k por toma!), no tienes que llevar el bibe, la leche, está siempre a temperatura y lista para consumo, pero también tiene su lado «negativo», cosas que casi nadie te cuenta. Yo si te lo voy a contar.
Estas tú sola. Y tú sola con tu Postparto. Tus cambios hormonales y la nueva situación. Tu pareja te puede ayudar o intentar comprender pero la teta la tienes tú. Si el bebé quiere cada 15 minutos y está una hora, eres tú la que tiene que estar así. No hay nadie que lo pueda hacer por ti. Por eso es fundamental que las primeras semanas cuentes con ayuda en tareas delegables: la comida, la casa, la compra.
Nosotros pedíamos a las abuelas que cada vez que vinieran trajeran comida. Y así estuvimos casi dos meses. Y no pasa nada. Un hijo es un cambio muy grande, algo tan grande que no te lo esperas hasta que lo vives y que la familia te ayude con esas cosas es mucho mejor que que te llenen el armario de vestidos ideales para el bebé. Mejor que te frieguen los platos o te tiendan la lavadora.
Una vez superas esa fase, la lactancia es una delicia. Te vas a comer, a cenar, a donde sea con tu bebe, tu teta y pañales. ?
Muchas mamás dicen que claro que con el biberón el padre se implica más. Bueno el padre se puede implicar de muchas formas. ¡Pero como dije al principio es una decisión de cada familia y no es ni mejor ni peor!
Para terminar os daré dos consejos:
1. Elige la opción que se adapte a ti. Si por darle el pecho vas a coger una depresión, pues yo creo que mejor será una madre feliz que un niño amamantado.
2. Si eliges pecho, bajo mi experiencia lo único que funciona es: teta, teta y teta. Si hace «gua» teta, si hace, «au», teta…con los días acabas sabiendo cuando es hambre y cuando es otra cosa. Pero ante la duda, teta.
Si estáis embarazadas os invito a leer todos los post que se están escribiendo esta semana sobre la lactancia. Que no sea por falta de información.
¿me cuentas tu experiencia con la lactancia? ¿Diste pecho o biberón?
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Besos
Alex