¡Buenos días!
Hoy os traigo un post más íntimo que de costumbre. Estamos a pocas semanas de que empiece el nuevo curso escolar, y MiniL empezará en un nuevo colegio. Hasta ahora ha ido unas horas a un aula con filosofía Montessori, donde respetaban al máximo su persona y la guiaban. Las circunstancias que tenemos ahora hacen que no pueda seguir allí y la hayamos matriculado en un centro tradicional, en la parte de guardería, pero con un tipo de enseñanza totalmente distinto.
Estos días estoy preparando las cosas que nos han pedido que lleve, y me tengo con muchos sentimientos encontrados. Por un lado, alegría por ver que crece, que está sana y es feliz, y por otro pena, porque no sé si se adaptará bien al nuevo colegio, a la nueva situación. No quiero que sufra. Y es que MiniL es una niña, como muchas de su edad supongo, muy apegada a su padre y a mí, pero sobre todo a mí. No sé si influye que llevamos más de dos años de lactancia y duerme todas las noches a mi lado, en su cama pero a mi lado, pero el caso es que sí tiene ese apego a mí. Y es por ello que a partir de septiembre/octubre (pues haremos nosotros un horario progresivo), al pasar más horas fuera de casa, de su entorno seguro, tengo miedo de que sufra.
Soy consciente de que todos los niños y todos los papas al principio de curso pasamos unos días malos, soy consciente de que los niños se adaptan a todo rápido, pero la realidad de MiniL es que, después de casi un año en el aula que os comentaba, sigue llorando muchos días cuando la llevamos, sigue diciendo que no quiere ir al cole, que se quiere quedar con mamá en casa… Y es que es una niña casera, y no será porque no nos pasamos las tardes con ella en el parque, de paseo, ahora en la piscina…siempre quiere irse a casa.
Y luego viene la parte de la organización interna en casa, quien la lleva, quien la recoge, a qué hora llegas al trabajo…qué os voy a contar a las que sois mamás y trabajáis fuera de casa. Salvo que tengas la suerte de trabajar en una empresa pro-conciliación (que dicen que las hay 🙂 ), es pasarse la vida haciendo malabares, y en mi caso mi espalda y mis nervios empiezan a notarlo.
Desde que MiniL nació, y sobre todo durante mi baja de maternidad, el sentimiento de abandono, de no llegar a estar todo el tiempo que quisiera con ella, crece y crece… en este mundo de los blogs y de Instagram y Facebook, me da rabia no tener una habilidad que me permitiera, como muchas mamás hacen, decir, no vuelvo a mi trabajo, me lanzo a la aventura de emprender y gano en calidad de vida. Pero por desgracia no soy una persona creativa, no se dibujar, no se programación, no se diseñar, y quizá económicamente sería un esfuerzo muy grande.
Sinceramente la idea ronda cada vez más por mi cabeza.
Gracias por leerme y perdonar la negatividad.
¿Vosotr@s tenéis estos sentimientos? ¿Cómo os organizáis con los peques?
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Besos
Alex
Bien redactado y explicado, enhorabuena por el post! Saludos